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El caparazón antiincendios de las tortugas mora

El caparazón antiincendios de las tortugas mora

Un estudio demuestra que los ejemplares viejos de tortuga mora tienen más posibilidades de sobrevivir a un incendio que las jóvenes

 

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Juventud Rebelde
«Las tortugas de tierra pueden resistir altas temperaturas, pero eso no significa que su caparazón sea un armazón a prueba de incendios». Son las palabras de Ana Sanz-Aguilar, la autora de un reciente estudio que ilustra que la reacción al fuego de estos animales varía en función de la edad que tengan, informa El Mundo.es.

El 1 de agosto de 2004, uno de estos incendios arrasó la Sierra de la Carrasquilla en Murcia calcinando un área de 250 hectáreas en la que vivía una importante población de estos longevos reptiles. Hace una década que los responsables de este hallazgo decidieron estudiar el comportamiento de más de 1.000 tortugas.

El estudio, que refleja la importancia de la edad en la supervivencia de las tortugas moras («Testudo graeca»), ha sido publicado en la revista «Biological Conservation». Es el fruto de la colaboración entre el Centro de Ecología Funcional y Evolutiva de Montpellier (Francia), la Universidad Miguel Hernández (UMH) y el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA-CSIC).

Las benjaminas: las más vulnerables

Los investigadores constataron que el incendio de la Sierra de la Carrasquilla acabó con el 100% de los animales menores de 4 años y provocó un aumento de la mortalidad del 62% en subadultos (entre 4 y 8 años) y del 12% en adultos (mayores de 8 años). Según la experta, «para la dinámica de la especie, es más grave que un incendio incremente la mortalidad de los adultos en un 12% que desaparezcan todas las tortugas jóvenes».

El trabajo recoge que la viabilidad de las poblaciones de estos animales depende de la baja mortalidad y de la longevidad de los adultos. Los autores señalan que cualquier factor que haga aumentar la mortalidad de los adultos, como la mayor vulnerabilidad a los incendios en terrenos rocosos, «aumenta las probabilidades de extinción de una población».

No obstante, según los modelos confeccionados por los investigadores, si estos fuegos ocurren cada 30 años, frecuencia similar al ritmo natural en paisajes mediterráneos, las poblaciones de tamaño mediano-grande de tortuga mora no se extinguirían. Los expertos advierten de que si se sobrepasa ese límite, «las probabilidades de extinción aumentan de forma estrepitosa».

Refugios insuficientes

Las tortugas más jóvenes corren menos suerte ya que ninguna de ellas sobrevive el paso de las llamas debido al tipo de refugios que escogen. Optan por sitios que están bajo la vegetación y en agujeros muy superficiales. Además, puesto que su caparazón aún no ha sido osificado, resisten menos a las altas temperaturas.

Pese a que el fuego acabó con decenas de animales, los científicos encontraron ejemplares vivos en refugios que ellos mismos habían excavado en la tierra para pasar los períodos de mayor «estrés térmico»: invierno y verano. Durante las otras estaciones, su comportamiento cambia y su ritmo de actividad aumenta. Sanz-Aguilar lo confirma: «en primavera, las tortugas están ocultas bajo algún arbusto por lo que, si en ese momento se produjera un incendio, acabaría con todos los ejemplares».

La tortuga mora se puede encontrar en Europa, África y Asia. En el continente europeo, las poblaciones más numerosas se localizan en el sureste ibérico, entre Murcia y Almería donde ocupan una extensión de 2.600 kilómetros cuadrados. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la ha catalogado como «vulnerable», y cree que podría desaparecer a medio plazo, mientras que el Libro Rojo de los Anfibios y Reptiles Españoles la clasifica en «peligro».

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