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Proteger la Capa de Ozono, una impostergable necesidad

 

Proteger la Capa de Ozono, una impostergable necesidad. Mermar la irracionalidad humana para con la naturaleza fue el propósito del Protocolo de Montreal, signado el 16 de septiembre de 1987. Luego sobrevendría la década del 90, y con ella la creciente necesidad de frenar las constantes emisiones de sustancias perjudiciales al Medio Ambiente, y de manera particular, a la Capa de Ozono.


 

 

De ahí que en 1994, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamara el 16 de septiembre como Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono.

Dos años antes, en 1992, Cuba ya se había integrado al referido Protocolo, en franca voluntad de proteger al planeta de las radiaciones ultravioletas.

Desde entonces, una ardua labor en aras de eliminar las denominadas Sustancias Agotadoras del Ozono—SAO— ha caracterizado la gestión gubernamental en nuestra nación.

La creación de la Oficina Técnica del Ozono figura entre los primeros pasos, sucedida por la eliminación de gases contaminantes como el bromuro de metilo y el cloro-fluoro-carbono (CFC).

En el complejo empeño de proteger la barrera protectora, el país se propuso además disminuir la presencia del gas freón, predominante en los equipos de refrigeración del sector doméstico.

La Revolución Energética jugó en ello un rol determinante, a través del cambio de los antiguos refrigeradores por nuevos aparatos, también libres de CFC. 

El ámbito comercial también se ha beneficiado en materia ambiental, mediante la reconversión en todo el país de los sistemas de refrigeración comercial, por otros más novedosos, que emplean sustancias nobles.

La Oficina Técnica de Ozono  y sus especialistas a lo largo de la Isla, aún se hallan inmersos en esa labor, y especialmente enfocados en cumplir las premisas de la segunda etapa del protocolo de Montreal.

Fuente: Gretta Espinosa Clemente, de CMHW

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