Por José Luis Méndez Méndez y Pedro Etcheverry Vázquez
Próximos a cumplir los primeros cincuenta años de la victoria de Playa Girón, vale recordar pasajes de tan trascendente epopeya. También de los años heroicos que le sucedieron, de los nuevos intentos revanchistas de los enemigos de siempre, bajo el amparo de administraciones norteamericanas progenitoras de la derrota del 19 de abril de 1961.
El 19 de abril de 1986, en ocasión del primer cuarto de siglo de la derrota mercenaria, en Miami se reunieron miembros de la brigada invasora para recibir, de manos del entonces Representante Estatal Dexter Lethinen, pareja de la delirante política norteamericana Ileana Ros, su espada de soldado como veteranos de la agresión de Estados Unidos contra Vietnam.
Al encuentro asistió también Jeannne Kirkpatrick, reaccionaria exembajadora de Estados Unidos ante la ONU durante la administración de Ronald Reagan, quien expresó palabras de aliento a los presentes. En su alocución dijo: “Las lecciones de la historia son extraordinarias”. Tenía razón la exfuncionaria norteamericana, lástima que esas lecciones no las hayan aprendido los enemigos de la Revolución, que hoy veinticinco años después se mantiene en la batalla en defensa de las conquistas del socialismo por el que combatieron y vencieron hombres y mujeres cubanos en los días gloriosos de Playa Girón.
Reagan había enviado el 16 de abril una carta de reconocimiento en ocasión de la fecha, y sobre esto la Kirkpatrick se refirió a la agresión que en ese momento llevaba a cabo esa administración republicana contra Libia. Aseveró con aire de conquista: “Esta no es la primera vez que Estados Unidos tiene que combatir al terrorismo en África.” También fueron proféticas las palabras de la señora. No imaginaba que exactamente un cuarto de siglo después, ahora en el 2011, una administración demócrata norteamericana masacrara al pueblo libio, amparada por el Consejo de Seguridad de la ONU, devenido instrumento para validar las agresiones imperiales.
A los saludos de ocasión para los mercenarios se sumaron los recibidos del vicepresidente norteamericano George W. H. Bush, quien dijo: “Mis respetos a estos hombres que pelearon por la libertad y la democracia”, mientras el mensaje del gobernador de la Florida Bob Graham fue más exaltado: “El 17 de abril de 1961 será siempre recordado como un monumento histórico.” En el mismo acto se recibió otro mensaje de la Senadora por la Florida Paula Hawkins: “Ustedes son los luchadores por la libertad en un conflicto que aún perdura. Debemos continuar la lucha contra el comunismo…”
Intervino el representante de turno de los mercenarios Miguel M. Álvarez, quien envió una alocución al criminal Ramón Conte Hernández, agresor capturado durante la invasión y que fue condenado por los delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura de Fulgencio Batista. Había sido un connotado torturador a las órdenes de los coroneles Esteban Ventura Novo y Conrado Carratalá Ugalde y como cabo de la Policía Nacional, causante directo de la muerte del joven revolucionario Antonio Díaz Santana. Álvarez dijo: “Nuestro pensamiento para el compañero de la Brigada 2506 que está en cárceles de Cuba, José Ramón Conte Hernández.”
Seguidamente definió la inspiración que guió la agresión de abril de 1961: “Se cumplen 25 años de aquel esfuerzo heroico por liberar a nuestra patria de la dictadura comunista que la agobia. No fue una aventura… fue la materialización de un sentimiento unánime de los cubanos que aspiraban, y aspiran hoy, a devolver a Cuba a los cauces democráticos, a un género de vida que alentó a las generaciones independentistas y que ha sido una meta del pueblo cubano: vivir en libertad.” Al final sentenció: “Continuamos procurando la nueva batalla que destruirá la Cuba actual para levantar sobre ella la Cuba libre y democrática…”
Álvarez hizo un recuento breve de las recientes acciones de la asociación de mercenarios: “Hemos mantenido lazos con los luchadores por la libertad en Nicaragua y Angola”. “Hemos pedido al Presidente de los Estados Unidos, señor Ronald Reagan, que incluya a Cuba en sus esfuerzos por combatir al comunismo en nuestro continente.” Se refería a la deseada invasión militar directa de Estados Unidos contra Cuba, como la que Reagan hizo en la pequeña isla caribeña de Granada en octubre de 1983, que ocasionó decenas de víctimas cubanas, o como la que ejecutó después George W.H. Bush cuando invadió a Panamá en diciembre de 1989 y las fuerzas militares norteamericanas masacraron al pueblo panameño. Ese era el destino que clamaba el jefe mercenario para el pueblo cubano.
Estos son pasajes de la historia para ser conocidos por las presentes generaciones y recordadas por aquellas que fueron protagonistas en la gesta heroica que cumple su primer medio siglo.
(Fuente: CubaDebate
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