Orgullosa de representar a mi país
A partir del primero de diciembre del 2010 comenzó una nueva etapa en la vida de la sagüera Sonia Reyes Jiménez. Ese día, junto a otros colaboradores de la salud inició su misión de solidaridad en el estado del Táchira, en Venezuela.
Sonia recuerda que comenzó a trabajar en el laboratorio del Hospital Docente Mártires del 9 de Abril de Sagua la Grande en el año 1974. Inició como Técnico de Laboratorio y después quiso seguir superándose. Por ello logró concluir estudios como Veterinaria aunque su verdadera pasión estaba frente al microscopio. Por eso regresa en 1991 a la institución de salud.
Las carreras de Tecnologías de la Salud le dieron la posibilidad de vinculare a la docencia para formar a los jóvenes en diferentes especialidades.
¿En que institución de salud en Venezuela ofreces tus servicios actualmente?
Trabajo en un Centro de Diagnóstico Integral que se llama Santa Ana, en el municipio de Córdoba. Es como un pequeño hospital. Allí poseemos quirófano, oftalmología, sala de rehabilitación, odontológica, laboratorios clínicos y se hacen exámenes para virus de la hepatitis y diagnóstico del dengue.
Hay una consulta de emergencia y una por la que rotan todos los médicos. Allí se diagnostica a todos los pacientes adultos y niños. A quienes no se les puede resolver en nuestro centro se les traslada, en la ambulancia, para el hospital central. Contamos también con una sala de terapia intensiva con 4 camas y una sala de observación.
Entre los exámenes de laboratorio clínico ¿cuál es el más difícil de según el punto de vista del diagnóstico?
Para mí lo más difícil es diagnosticar una lámina periférica, para clasificar tipos de anemias. A través de ella se puede diagnosticar la mononucleosis infecciosa. Es una prueba para ver cualitativamente la morfología de las células sanguíneas, como son los hematíes, leucocitos y plaquetas. He resuelto algunos casos pero no está en el programa hacerlo sólo en laboratorios que están en las capitales de los estados.
Como activista de docencia ha impartido clases a estudiantes venezolanos que cursan la carrera de Medicina. ¿Cuan gratificante es para estar vinculada a ese programa de formación de médicos?
Sí, tuve la oportunidad de aportar mi granito de arena a los primeros médicos graduados en Venezuela por los colaboradores cubanos. Soy la presidenta del Consejo científico y participo en jornadas que se organizan con el personal médico, técnico y de enfermería con mucho éxito por la calidad de los trabajos que se exponen.
El reconocimiento por el buen desempeño de su trabajo, en todas las evaluaciones con categoría de ejemplar, es una de las tantas emociones- y razones- por las que esta trabajadora de la salud de Sagua la Grande se siente orgullosa de representar a su Patria. Sonia también es muy feliz porque su hija sigue las huellas de su madre, al cursar estudios de Medicina en un empeño de convertirse en una profesional que en el futuro ayude a salvar vidas humanas, no solo en Cuba sino en cualquier país hermano.
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