Cuba no pierde de vista la elevación del mar y las penetraciones en zonas costeras bajas.
Por Ricardo R. González
Villa Clara figura entre las primeras provincias del país en implantar un programa para mitigar los efectos del cambio climático (CC), y a partir de la aprobación del Plan de Estado dirigido al enfrentamiento de los diferentes fenómenos relacionados (Tarea Vida) se fortalecen las acciones sobre aquellas problemáticas ambientales vinculadas a la variabilidad del clima.
La conducción de los objetivos corresponde al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma). Está conformado por cinco acciones estratégicas y 11 tareas que priorizan la preservación de la vida humana, la seguridad física y alimentaria, así como el desarrollo turístico del país.
A ello se suman otros organismos responsabilizados con la ejecución de un programa de inversiones a corto, mediano, largo y muy largo plazos. Según analizaron los implicados en la tarea en el caso de la provincia sobresale la protección a los municipios de Caibarién, Camajuaní, Encrucijada, Sagua la Grande y la cayería norte, junto al resto de los municipios costeros que se priorizarán en otra etapa de trabajo.
Cada sitio debe crear un grupo presidido por las autoridades gubernamentales a fin de atender y controlar este Plan de Estado a partir de un cronograma de trabajo y los recursos financieros necesarios.
Hoy el clima en la isla se torna más cálido con un incremento de la temperatura media anual de 0,9 grados desde mediados del siglo pasado, en tanto a partir de 2001 se observa la variabilidad en la actividad ciclónica. También el régimen de lluvias ha cambiado, con incremento significativo de la sequía, sin descartar la sobreelevación del nivel del mar que pudiera alcanzar niveles considerables para los años venideros y afectar la superficie en zonas costeras muy bajas.
Por todo ello no se permite construcciones de nuevas viviendas en asentamientos próximos a la costa por constituir una amenaza, al tiempo que resulta una necesidad disminuir la densidad demográfica en dichas áreas.
Otro aspecto recae sobre la adaptación de las actividades agropecuarias de acuerdo con el ascenso del nivel del mar y el comportamiento de la sequía, por lo que será indispensable diversificar los cultivos, mejorar las condiciones de los suelos, y desarrollar variedades resistentes a los nuevos escenarios, sin descartar la recuperación de las playas y las acciones de reforestación, entre otras misiones.
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