Contigo en la distancia, historia de un clásico
Escrito por Charly Morales Valido
La muerte del compositor cubano César Portillo de la Luz remite, inevitablemente, al clásico que lo inmortalizó y cantan hoy nostálgicos sus admiradores: Contigo en la distancia.
"No existe un momento del día, en que pueda apartarme de ti, el mundo parece distinto, cuando no estás junto a mí", comienza este clásico del movimiento filin, cubanismo de "feeling" (sentimiento).
Versionada por decenas de artistas de primer nivel, desde Plácido Domingo hasta Cristina Aguilera, desde Pedro Infante a Luis Miguel, desde Nat King Cole a María Bethania, las grandes voces de la canción se rindieron ante la bella melodía.
Intensa como el filin mismo, esta canción compuesta en 1947 narra la pasión de ese amor juvenil que aún desconoce el desengaño, esos que solo viven almas sin curtir que todavía creen en lo eterno.
La declaración es, sinceramente, romántica y desbocada: "Y es que te has convertido en parte de mi alma, ya nada me conforma si no estás tú también. Más allá de tus labios, del sol y las estrellas, contigo en la distancia, amada mía, estoy".
Años después, el propio autor explicó que cantó "la historia de un hombre enamorado a los 24 años, edad en que uno parece un potro salvaje y entonces se puede enamorar de una potranca cerrera".
Según el libro Poesía en la canción popular latinoamericana, de Darío Jaramillo, Portillo confiesa que con la desconocida musa vivió "una gran pasión, una linda pasión".
La canción expresó, entonces, "la magnitud del complemento que significa esa mujer en mi vida, y la letra lo dice claramente", aunque reconoce que los versos han sido ocasionalmente desvirtuados.
Por ejemplo, donde él escribió "ya nada me conforma" otros cantan "ya nada me consuela", y donde puso "ni yo quiero escucharla, cuando me faltas tú", hay quien dice "si no la escuchas tú".
Más allá de eso -y del sol y las estrellas-, la más internacional canción del filin es un monumento a aquel movimiento que nació en las descargas entre amigos de la bohemia y la trova habanera.
En Cuba se dice que para cantar filin hace falta "bomba", o sea, corazón, sentimiento, esa hondura que trasciende timbres y tesituras pero que cala y embelesa a quien lo escucha.
Además del recién fallecido Portillo, otro rey del filin fue José Antonio Méndez, y en las voces femeninas las reinas fueron Moraima Secada, Elena Burke y Omara Portuondo, la actual diva del Buena Vista Social Club.
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