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A mi Entender

Por Liuva Sarduy González

Por:Liuba Sarduy

Las nuevas generaciones de sagüeros desconocen que, bajo la imponente Iglesia parroquial de Sagua la Grande se esconde una especie de máquina del tiempo, capaz de llevarnos a la Villa en los ya lejanos años del siglo 19, específicamente a 1856.

Antes de colocar los primeros cimientos del edificio, que se incluye entre los más emblemáticos de la ciudad, los vecinos quisieron dejar cuenta de algunos tesoros sagüeros.

A tal efecto y según cuentan los archivos de la época, tres niñas, enterraron, junto a la piedra primigenia, una bandeja repleta de actas, documentos y periódicos de la época, cubiertos por un paño carnesí con franjas de oro.

 



El pequeño tesoro incluía además, un martillo, una cuchara y otros instrumentos de ceremonia. Todo ello fue depositado en una caja de zinc, junto a documentos de mediados del siglo 19 sagüero. El Interino Presbítero Don Francisco Barroso bendijo la especial valija, ante la presencia de cientos de poblanos, que al fin veían cumplida la primera parte de su reclamo de contar con una parroquia digna de los sagüeros.

Los pocos investigadores que recuerdan este suceso, sueñan con palpar el ejemplar de la “Hoja Económica del Puerto de Sagua La Grande”, periódico local fundado en 1852 y del que no se tienen ejemplares de ese entonces.

 

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