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A mi Entender

¿Leopardos o Azucareros?

 

Villa ClaraPor Lorenzo Lunar

Quizás motivados por el levantón del Villa Clara en los últimos días del calendario oficial, los comentaristas deportivos, especialmente los de esta provincia, han retomado el tema del necesario nombre de guerra del equipo que viste franela naranja.

Si los azules de la capital sin dejar de ser azules siempre han sido Industriales, si los pativerdes de Pinar del Río sin dejar de ser pativerdes merecieron el epíteto de Tsunamis, si los santiagueros independientemente del color de su franela han sido por muchos años avispas, y etcétera, etcétera, etcétera… ¿Por qué los de Villa Clara, amarrados a carabina con el color del uniforme han tenido que, por décadas, ser representados por una naranja? Una cándida naranja que, además, nunca ha tenido nada que ver con la (agri) cultura de la zona. Una naranjita redonda, de sonrisa inocente y de ridícula apariencia delante de las fauces de tigres, leones, cocodrilos, sabuesos…

Señores, no es lo mismo gritar: ¡ruge, león!, ¡muerde, sabueso!, ¡ataca, tigre!, ¡aplástalos, elefante!, que pronunciar: ¡arriba, naranjas!

A veces alguien recordaba a los tradicionales Leopardos de Santa Clara. Pero nunca con el fin de utilizarlo como calificativo o mascota del actual equipo. Fue el Doctor Félix Julio Alfonso quien por primera vez me habló de la existencia de aquellos leopardos legendarios. Enseguida busqué en los archivos de la época: existieron en las décadas de los treinta y los cuarenta. Además del aguerrido apelativo, los leopardos tenían en su roster los nombres de peloteros emblemáticos del beisbol cubano: José de la Caridad Méndez, Martín Dihigo, Alejandro Oms… ¿Entonces por qué no llamar leopardos a nuestros muchachos de ahora? ¿Qué mejor homenaje a aquellos que alguna vez representaron a la fanaticada de la villa de Marta Abreu y que defendían el azafranado color del leopardo? ¿Qué mayor honor para estos peloteros de hoy?

Ya algunos comentaristas llaman “leopardos” a los del Villaclara. Algunos se resisten y proponen el epíteto de Azucareros, en honor al gran team del centro de la isla en la década de los setenta. Equipo también para respetar si recordamos aquella trituradora villareña (no villaclareña) que formaban Muñoz, Cheíto y Olivera. Trituradora de trapiche, de fábrica de azúcar, de central azucarero… y todavía recordamos el centralito en el hombro de la camiseta en los primeros equipos que representaron a la provincia natal del leopardo Alejandro Oms en las Series Nacionales.

¿Centrales? ¿Azucareros? ¿Trituradora? ¿El trapiche?

¡Leopardos!

Yo definitivamente me quedo con la fiera. Aunque algunos digan que no hay por qué ponerle epítetos selváticos a todos los equipos de la liga. ¿Quiere decir que después del reparto de depredadores no les queda más remedio a los del Villaclara que quedarse con el sobrenombre vegetal?

Que sean leopardos. Es la propuesta que apoyo.

¡Leopardos! ¡Y que rujan, coño! ¡Que muerdan! ¡Que ataquen!

Y que ganen una final.

Si este año ocurre, seguramente habrá tenido que ver algo el haberles llamado por un verdadero nombre de guerra.

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