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A mi Entender

Un CC que no es de juego

¿Existen afectados por golpes de calor en Villa Clara? ¿Cómo se manifiestan las expresiones de vulnerabilidad en las personas? ¿Por qué sentimos más exaltación en esta época? ¿Qué hace el Instituto Nacional de Medicina Deportiva para proteger a sus atletas? Cuatro expertos de diferentes ramas advierten sobre los desafíos de la era.

Los efectos del CC no pueden verse a la ligera. «Hay que tener conciencia y ojos abiertos para constatar lo que está pasando», enfatiza el intensivista Jorge Luis Alonso.

 

Ser médico acentúa su pasión por el prójimo, pero apreciar las realidades de la existencia desde el sexto piso del Hospital Mártires del 9 de Abril de Sagua la Grande, donde radica la Unidad de Cuidados Intensivos, le induce a nuevos retos por el bien de la humanidad.

Así define su precepto el doctor Jorge Luis Alonso Freyre, el intensivista sometido a un régimen de guardia intenso, y quién ha sentido experiencias incalculables dentro de una profesión que ama.

Junto a su equipo tiene la dicha de haber salvado a tres villaclareños marcados por una gravedad diferente al sufrir golpes de calor provocados cuando la temperatura corporal rebasa los 40° C y supera los mecanismos de regulación propios.

«Entre ellos una mujer, otro joven de solo 25 años, y un anciano, aquejado, además por un Parkinson e insuficiencia renal. Los pacientes llegaron con temperaturas por encima de los 40 grados, trastornos de la conciencia, muy excitados, y en mal estado general».

Para afirmar que se trata de un golpe de calor se necesitan varios exámenes. Recuerda otro caso registrado en el Cardiocentro de Santa Clara, y aunque tuvieron una evolución favorable se constatan los efectos del cambio climático (CC).

Quizás por ese compromiso que contrajo con sus semejantes, el doctor Alonso Freyre preside y organiza desde hace cuatro años el Taller Cambio Climático y Salud que acaba de realizar su tercera edición junto al I Coloquio de Educación Ambiental.

Es una de las pocas experiencias, quizás la única, de este tipo realizada en Cuba al vincular un fenómeno global relacionado con los cambios del tiempo, el clima y la salud en su repercusión humana.

«Todo parte de investigaciones anteriores dirigidas por el doctor Luis Lecha Estela en Sagua la Grande que integran prestigiosas publicaciones foráneas y nacionales.

Lo cierto es que la tendencia al incremento de la temperatura reporta un efecto notorio sobre la salud humana que incide en el ascenso de las enfermedades cerebrovasculares e isquémicas como principales causas de muerte en el territorio.

Como defensor absoluto de la Naturaleza insiste en pensar en los glaciares aunque no vivamos allá, en que no se puede dar la espalda al incremento del nivel del mar, «pero cuando se habla que una persona puede fallecer por un cuadro debido al empeoramiento de las temperaturas, o que puede sufrir un golpe de calor por bañarse en la playa a las 12:00 del día sin protección, o al ver que la propia familia está afectada por estas situaciones es que comenzamos a tomar conciencia».

Entonces deja claro el fundamento de que la mejor forma de adaptación y mitigación a estos holocaustos radica en la educación ambiental como parte del desarrollo sostenible.

«Por ello vinculamos a los estudiantes de Medicina a este evento que establece frecuencia cada dos años, porque en el período que media son ellos quienes desarrollan sus investigaciones. Por eso la respuesta a lo que hacemos para preservar la salud constituye la piedra angular de este intercambio».

AQUELLOS POLLITOS EUROPEOS

La experiencia que tuvo el doctor Luis Lecha Estela a inicios de los 90 con la fatídica importación de pollos de ceba desde la antigua Checoslovaquia marcó una parte de su vida. Era una ventana abierta para el desarrollo de la avicultura cubana; sin embargo, los animalitos murieron al enfrentarse al calor del trópico, y luego de los estudios realizados por múltiples instituciones la conclusión fue una: fallecieron por inadaptación al calor.

Ello constituyó el puntillazo para que el científico villaclareño comenzara sus investigaciones dedicados a la parte humana.

Formado en la desaparecida URSS confiesa que siente el efecto del tiempo a partir de su propia sensibilidad, y ante casos extremos puede dolerle la cabeza o subirle la presión arterial.

«En este complejo abanico no es solo hablar del accionar de las temperaturas o de las lluvias. La interrelación temperatura-humedad-vientos o los llamados índices complejos resulta vital ya que expresan la sensación térmica real, pues el calor no obedece de manera exclusiva a la temperatura, si no que debe vincularse, además, a la humedad y los vientos, a la posición donde nos encontremos (al sol o a la sombra). En fin…un diapasón complejo».

El profesor Luis Lecha sostiene que al evaporarse 600 gramos de sudor se pierde una caloría de calor, pero si no hay viento seguimos empapados. Por todo ello la adaptación es imprescindible para enfrentar las variaciones del clima y del tiempo.

Lo que no todos conocen es que las averiguaciones iniciaron entre 1986-90 con el monitoreo en 17 hospitales de Cuba, a partir de los reportes de la ocurrencia diaria de asma, enfermedades cardiovasculares, infarto, cefaleas, isquemias cerebrales, y las infecciones respiratorias agudas (IRA). Estos comportamientos se compararon con los datos meteorológicos aportados por las estaciones en cada momento para formar las bases de datos.

Así surgieron los primeros estudios de este tipo realizados en el país en pos de alerta temprana para la salud humana cuando comenzaba a hablarse del CC y de sus efectos sobre la salud con un equipo que trabajaba desde Cuba, Estados Unidos y Alemania.

«El primer sistema de alerta salió en 1996. Por aquella etapa no existían computadoras sofisticadas ni altas tecnologías, y tuvimos que viajar a Washington a probar el sistema. Ya en 2006 se pudo desarrollar desde el Centro Meteorológico Provincial a partir de las modernizaciones tecnológicas», sustenta Lecha.

— Si nos apoyamos en que más de un millón de cubanos son asmáticos, y un 35 % de la población es hipertensa ¿hay que pensar en los cambios de tiempo?

— El asma es de las causas más frecuentes de asistencia a los cuerpos de guardia, sin descartar los problemas cardíacos, pero la población tiene que incrementar esos puntos de alerta, y deben implementarse entre las prioridades del sistema de salud al disponer cada estudio de basamento científico. Sagua la Grande lo aplica por la acción de un grupo de profesionales de diversas ramas que sigue dando sus frutos. No así en los restantes lugares.

«Tos, catarro, muerte súbita, desmayo, accidentes vasculares severos, falta de aire, cefaleas, dolores articulares, variabilidad en el carácter son indicios que muchos sienten en su cuerpo originados por los cambios de tiempo. Todo depende de la capacidad de adaptación o no que es expresión de la vulnerabilidad de cada persona».

De estos efectos meteorotrópicos tampoco hay percepción de riesgo en un mundo donde la temperatura toma niveles nunca antes observados, en tanto prolifera el incremento del mar, existe la variación de las precipitaciones, predomina la sequía, hay pérdida de la calidad del agua, y más huracanes.

EL INSOPORTABLE CALOR

La máxima del ingeniero Lency Carvajal Medina con su amplia experiencia dentro de la Meteorología precisa que «todo en la Naturaleza depende de un equilibrio de energía».

Una de las causas de esas temperaturas tan elevadas recae sobre el viento de componente sur-suroeste. El aire procedente del sur se calienta a lo largo del territorio sobre todo en la tarde, a lo que se suma días de poca nubosidad y de mucha insolación.

Al margen de lo que muchos piensan Lency Carvajal confirma que junio resulta el mes más caluroso del año, y no agosto.

«Desde hace varios años notamos, además de las elevadas temperaturas, que las mínimas están quedando muy altas, la oscilación térmica día-noche, que podía marcar alrededor de los 12 a 14 grados, también saturan, y no podemos escapar del estrés térmico del día.

«Si a ello sumamos que muchas de nuestras ciudades poseen poca cobertura verde esto influye para que el asfalto, las paredes y techos absorban fuertemente la radiación solar y despidan el calor en horas nocturnas».

— Entonces ¿qué hacer?

— Primero no exponernos a los rayos del Astro más de lo necesario, caminar por la sombra, hidratarnos mucho y vestirnos adecuadamente. El CC no es teque, tampoco juego. Es un fenómeno histórico que siempre ha sucedido a lo largo de la evolución del Planeta, pero los ciclos se acortan motivado por las acciones indiscriminadas del hombre, la emanación de gases contaminantes, unido a otras condicionantes que llevan a situaciones complejas. Los cambios están y suceden muy rápido.

¿DESAPARECERÁN LOS ESQUÍES?

Retornar a sus raíces constituye un sueño para el doctor Jorge Pavel Pino Rivero, un sagüero de pura cepa que está al frente del Instituto Nacional de Medicina Deportiva. Se declara un hombre de acción, y prioriza los temas relacionados con el CC por su impacto en los atletas.

Y habla de dos investigaciones recientes. Una de estas refiere que dentro de 80 años será imposible esquiar en los Alpes porque no existirá nieve, en tanto la otra se relaciona con el béisbol a raíz de una fundamentación realizada en los Estados Unidos y da fe que las temperaturas elevadas provocan un avance más rápido de la velocidad de la pelota porque existe menos resistencia al desplazamiento de esta y por tanto los batazos son largos.

«Tanto las altas como las bajas temperaturas, sin descartar las alturas, influyen en los rendimientos. Sin embargo, el deportista tiene que adaptarse a dichas circunstancias, y es cuando hablamos del síndrome general de adaptación existente desde los años 60… Hay respuestas biológicas, fisiológicas y mentales, entre otras, en los que interviene el efecto climatológico».

— ¿Y en el caso de Cuba?

— Entrenamos con altas temperaturas y humedad relativa. En una hora de práctica se pierde un litro de volumen plasmático, y dicho escape influye en el rendimiento deportivo. Por ello insistimos en que los deportistas no esperen la sensación de sed para hidratarse durante el proceso de prácticas o de competencias.

«Pero hay que agregar el horario.  Al trasladarse de un continente a otro viene el llamado proceso de jet lag o síndrome del cambio de horario y desincronización por vuelos de larga distancia. Y se presenta un grupo de síntomas atribuible a esas variaciones de horarios y temperatura e incluso en alturas pues no es lo mismo permanecer sobre 3000 m sobre el nivel del mar que en puntos más bajos».

«Paralelamente a los protocolos establecidos por el Comité Olímpico Internacional, Cuba no da la espalda a los estremecimientos provocados por el CC», precisa el doctor Jorge Pavel Pino.

 — Desde el punto de vista de hidratación ¿qué efecto ha causado el Ergo Plus netamente cubano?

— El país dispone de unos 20 mil atletas, y es cierto que dábamos agua con azúcar como reconstituyente por lo que especialistas del Instituto Nacional de Medicina Deportiva y la Empresa Mixta Coracán SA. consolidaron un proyecto para mitigar el efecto de las altas temperaturas. En esto influyó también el coterráneo y doctor José Luis Santana Lugones, y apareció el Ergo Plus.

«Hasta hace tres años el país importaba una bebida deportiva que costaba entre 40 mil y 50 mil dólares, ahora con la nuestra no hay diferencias cualitativas y garantiza saldos satisfactorios en cuanto a los niveles de rehidratación, recuperación y desempeño durante los entrenamientos, así como la disminución de calambres, contracturas musculares y otros síntomas».

Como buena nueva el doctor Jorge Pavel Pino Rivero asegura que a partir de este año todos los niños pertenecientes a las escuelas de iniciación deportiva comenzarán a hidratarse con esta bebida isotónica de variados sabores.

Ahora recuerdo las palabras de Jorge Luis Alonso, el organizador del Taller, cuando me enfatizó que si un médico dedica gran parte de su tiempo a estudiar estos fenómenos se incrementa el deseo y deber de hacer por la existencia.

—¿Entonces, en deuda con la vida?

— Seguro.

 

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