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A mi Entender

Nódulos en las cuerdas vocales

 

Doctor Luis Álvarez Lami. Foto: Guerrero Ocaña, Maylin

Los nódulos son pequeños engrosami­en­tos organizados, benignos, que crecen ge­neralmente en el tercio medio o anterior del borde libre de ambas cuerdas vocales co­mo consecuencia del abuso de la voz, y son las lesiones orgánicas más frecuen­te de la la­ringe, consigna el doctor Luis Á­l­varez La­mi, especialista de segundo grado, jefe del Grupo Nacional de Logopedia y Fo­­nia­tría y del Servicio de esa especialidad en el Hos­pital Clínico-Quirúrgico Hermanos A­me­i­­jeiras.

Comenta que es difícil precisar la real es­tadística del problema por la variedad de cifras que citan los autores consultados. En nuestro país las estadísticas se comportan con las mismas fluctuaciones de los reportes internacionales, que a pesar de ser muy va­riados y distantes algunos de otros, dan idea de que  la afección es muy frecuente y que constituye un problema de salud para los profesionales de la voz, sobre todo para los maestros.

—¿Aquejan por igual a los dos sexos y pueden presentarse a cualquier edad?

—Los nódulos son más frecuentes en las mujeres entre 20 y 45 años y esto coincide con el periodo de la vida que con más intensidad se expone el órgano laríngeo a los traumas y a los agentes irritantes. En los niños no son tan frecuentes pero pueden existir, sobre todo en aquellos en que es muy difícil controlar su conducta oral (gritones, perretas frecuentes).

—¿Podría enumerar las causas que los originan?

—El hablar mucho, gritar, imitar voces, cantar en un registro inadecuado, carras­pear con frecuencia, la tos crónica y todo lo que tenga que ver con un trabajo excesivo de las cuerdas vocales. Hay que tener en cuenta que cada vez que se emite un sonido, las cuerdas vocales chocan entre sí y vibran en la línea media de la laringe. Si este choque es muy fuerte o muy constante, se van traumatizando los bordes y se van inflamando hasta constituirse en nódulos vo­cales.

—¿Y en cuanto a los factores de riesgo?

—Los fumadores, los expuestos a irritantes externos (detergentes, polvo, gases, productos químicos), o a irritantes internos, co­mo el reflujo gastroesofágico, o en los es­ta­dos alérgicos. Algunos de los factores de riesgo en los profesionales que utilizan la voz son: ruido de fondo, mala acústica del am­biente, distancia amplia al hablar, calidad deficiente del aire (sequedad, polvillo), humedad excesiva, malos hábitos posturales en el trabajo y carga vocal intensa (tiempo e intensidad).

—Preciso: ¿son exclusivamente de naturaleza benigna?

—Son siempre benignos. Hay que decir que el nódulo vocal no es un padecimiento, sino una condición temporal que se crea en un individuo y que no tiene por qué prolongarse en el tiempo ni repetirse si se hace un buen tratamiento.

—¿Hay personas con mayor susceptibilidad a desarrollar estos nódulos?

—Las personas más vulnerables a padecer disfonías crónicas por nódulos vocales son los profesionales de la voz (maestros, actores, locutores, cantantes, telefonistas, políticos, dirigentes). Pero no es privativa de ellos. Pueden verse también en vendedores que pregonan sus productos. Hay cierto tipo de sordera que puede propender a la formación de nódulos vocales ya que el individuo cuando habla tiende a elevar la voz para es­cucharse.

—¿Qué síntomas y signos pueden ser anunciadores de que este trastorno se está anidando en nuestras cuerdas vocales?
—Hay en principio síntomas subjetivos como cansancio vocal, carraspera, resequedad faríngea y laríngea, tensión en los músculos del cuello, tos, sensación de tener un cuerpo extraño en la faringe, y pudiera llegar al dolor. Objetivamente se constata ronquera de diferentes grados, en la que está im­pli­cada una disminución de la intensidad de la voz. La voz es aireada, hay roturas de los to­nos y mal manejo del aire espiratorio (ex­ha­­lar), que no es suficiente para llegar hasta el final de la frase que se quiere decir, por lo que a veces da la sensación de que la persona tiene falta de aire. Estos síntomas y signos generalmente son de larga evolución por lo que se dice que el paciente tiene una disfonía crónica.

—¿A qué médico acudir?

—Al especialista de Otorrinolaringología o al de Logopedia y Foniatría.

—¿Cómo se establece el diagnóstico de certeza?

—Mediante la laringoscopia indirecta que es un procedimiento sencillo e indoloro donde se constata la existencia o no del problema.  

—¿En qué consiste el tratamiento y, en general, cuáles son sus resultados?

—Cuando los nódulos son pequeños, o de características inflamatorias (blandos), se tratan con medicamentos antinflamatorios (esteroides), y con reposo absoluto de voz. Después vendría un periodo de ejercicios foniátricos para restablecer la función de las cuerdas vocales y evitar que vuelvan a salir. Si los nódulos son medianos o grandes, o de consistencia sólida, el tratamiento es quirúrgico y luego foniátrico.

—¿Algún mensaje de prevención?

—Explicarle el problema al paciente. In­sistir en el no abuso de la voz, eliminación de los hábitos tóxicos e irritantes nasales, faríngeos y laríngeos y la necesidad de que se imponga una meta a lograr con la voz.

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