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A mi Entender

Los sueños mercenarios se volvieron pesadilla

Los sueños mercenarios se volvieron pesadilla

 Bárbara Fortes

Uno de los protagonistas  de la epopeya heroica de Girón, fue Tomás de Armas Medina, con apenas 19 años, perteneció al Batallón 339, compañía 4, de las Milicias de Cienfuegos. Es natural de la provincia sureña, pero saguero por adopción. 

¿Cuándo llega al escenario de los sucesos?

Del aeropuerto  de la ciudad de Cienfuegos, nos trasladaron a los milicianos en camiones  hasta el central Australia. Nosotros fuimos los primeros en llegar, entramos por el sur. Cuando arribaron otras fuerzas de milicianos estábamos  combatiendo.

La idea era situarnos en el Australia y seguir combatiendo  hasta tomar posiciones estratégicas, cosa que se produjo a las 2 de la madrugada del día del desembarco, durante toda la noche del amanecer del martes, porque el fuego era muy fuerte  y en realidad tuvimos que retroceder para no perder  a más soldados

Vi morir a Pedro Suárez, Jesús Villafuerte, Jesús Morales Bonachea, a quienes conocía del barrio. 

¿Cómo  resultó herido?

Las heridas me  fueron hechas al entrar en combate de nuevo,  cuando uno de los tenientes de la tropa que venía bajo el mando  del Comandante en Jefe, conocido por “Oriente”, fue hasta Playa Girón  para advertirle  la necesidad de que saliera de esa zona por el peligro de su vida.

 Allí cayó el teniente “Oriente”, y yo casi  también, porque fui herido en el vientre, agregó de Armas. Tenían el firme propósito de acabar con las fuerzas de la Revolución pero los milicianos lo tenían todo: la moral, el coraje, y el sentido patriótico revolucionario para seguir luchando. Así lo hicimos, sus sueños de acabar con nosotros, se volvieron  una pesadilla. 

¿La naturaleza de la Ciénaga protegió a los milicianos, Tomás?

Claro, nos escondíamos entre  la maleza y el mangle .Ellos venían muy preparados, hasta para que no les picaran los mosquitos y jejenes, tenían puestos , como una malla de mosquitero  en los cascos, pero no, nosotros ni los sentíamos, teníamos  una rabia arriba, lo único que nos preocupaba era tirar y tirar, fuego con el enemigo.

 ¿Cómo  se inserta en las filas del Ministerio del Interior (MININT)?

La Unión de Jóvenes Comunistas lanzó una convocatoria y me presenté. Y fui a pasar una escuela  en La Habana, para Inspector de Incendios. Ya una vez que comencé a trabajar  en el antiguo Cuerpo de Bomberos, estuve unos años en Cienfuegos y después en Santa Clara. Me gustaba mucho mi trabajo, estába vinculado  a salvar vidas humanas.

Cuando me solicitan que trabajara como Inspector de Incendios, acepté esa tarea, vine y me quedé.Ya voy a cumplir 70 años. Me siento saguero y muy feliz de vivir  en esta tierra gloriosa.

¿También participó en la Crisis de Octubre de 1962? 

 Tuve el honor de estar movilizado en la  Unidad 1215, al frente de la cual estaba el saguero Víctor Dreke. Fue una etapa difícil para la Revolución, pero vencimos.

  A 50 años de haber cumplido con esta misión patriótica de combatir en Girón ¿cuán gratificante es para usted? 

 No me arrepiento, lo que hicimos fue de corazón, valía la pena luchar por una causa justa . Cuando estuve en la lucha contra bandidos, en la 1ra Limpia del Escambray, me conmovió mucho ver a los soldados del Ejército Rebelde, cómo  llevaban a los niños enfermos de aquellas intrincadas lomas para ser atendidos por los médicos.En fin, yo  cuando triunfó la Revolución era obrero metalúrgico, ayudante de pailería , en un taller , allá en Cienfuegos. Incluso cuando regresé, de Girón, todavía  el centro donde trabajaba no pertenecía al Estado y me dijeron que ya no podía trabajar más y es cuando me incorporo como ayudante de carpintería en el Ministerio de la Construcción. 

Y los jóvenes de hoy, ¿qué mensaje quisiera expresarles?

A los jóvenes  les exhorto a que lean La Historia me Absolverá,  y hagan una comparación  con antes y la actualidad. Yo viví el capitalismo y no había un medio para comprar  cualquier alimento, que  vayan a la historia. La Revolución les ofrece, educación y salud gratis  y los yanquis, siempre han interferido para acabar con  nosotros, pero no han podido. Que mejor muestra de solidaridad, que quitarnos lo nuestro y ofrecerlo a otros países necesitados, más que nosotros, es la única forma que el socialismo pueda avanzar.

 

 

 

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