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A mi Entender

El fin del envejecimiento está cercano, aseguran científicos



José Luis Cordeiro. Foto: Sergio González Valero.

“Lo que hoy es ciencia ficción será ciencia mañana”. La afirmación la hace José Luis Cordeiro, profesor de la Singularity University, en California (EEUU), y uno de los organizadores de la Cumbre Internacional de Longevidad y Criopreservación que arrancó ayer en Madrid y se prolongará hasta el próximo sábado. En el discurso de este venezolano no hay espacio para el condicional. Está convencido no sólo de que la extensión de la vida será una realidad en el futuro próximo, sino de que también se podrá alcanzar la inmortalidad.

“Vamos a asistir a la muerte de la muerte“, subraya. Y, aunque sus argumentos se basan más en la esperanza y la confianza en el progreso de la ciencia que en datos objetivos, se atreve hasta a poner una fecha para el logro: el año 2045. “Los avances científicos nos van a dar la posibilidad de curar el envejecimiento, que es la principal causa de enfermedad, e incluso de rejuvenecer. Ya se está haciendo a nivel celular y de tejidos, pero podremos hacerlo en todo el organismo. Yo no pienso morir, no está entre mis planes”, sostiene.

Sus palabras provocan gran escepticismo, y lo sabe, por lo que enseguida continúa: “Mucha gente no lo entiende porque piensa que estos son cambios lineales, cuando la realidad es que los avances están siendo exponenciales. Secuenciar el primer 1% del genoma supuso siete años de trabajo, pero en otros siete se consiguió completar el 100%. Lo mismo pasa ahora. Vamos a poder alcanzar la longevidad indefinida porque vamos a poder curar el envejecimiento. Lo que viene es una disrupción y dejaremos de considerar el envejecimiento como un proceso natural e inevitable”.

Además, añade, hilando los dos temas principales que se tratarán estos días en las instalaciones del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), “también existe un plan B: la criopreservación”. Aunque reconoce que es un ámbito que todavía está dando sus primeros pasos -“no se puede criopreservar un órgano como un corazón durante mucho tiempo”-, Cordeiro vaticina que sí será una realidad en las próximas décadas que no sólo se podrá emplear en la práctica clínica y ante abordajes como los trasplantes, sino también “para conservar el cuerpo de una persona que se va a morir de manera que pueda ser reanimada en el futuro y curada de la enfermedad de la que falleció”.

Ponentes del congreso, como Aubrey de Grey, gerontólogo médico en Cambridge y director del centro SENS en California (EEUU) y conocido por afirmar que “el fin del envejecimiento está ya a la vista” , coinciden con Cordeiro en su visión de un mundo cercano en el que los efectos de la edad podrán revertirse, lo que llevará aparejada la eliminación de las principales causas de enfermedad.

En su intervención, el científico expuso que el envejecimiento es “consecuencia de la física, no de la biología” y, como si de un coche se tratara, abogó por desplegar un “mantenimiento preventivo” para mantener al organismo libre de enfermedad. También Rodolfo Goya, investigador de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina) considera que “la fuente de la eterna juventud está relativamente cercana” y vendrá “de la mano de la reprogramación celular”.

“Yamanaka descubrió, y eso le valió el Nobel, que había un pequeño grupo de genes maestros que eran capaces de hacer rejuvenecer las células, de llevarlas a un estado embrionario. Ese hallazgo se ha podido mejorar, por ejemplo, al lograr rejuvenecer las células sin que pierdan su identidad. Además, recientemente, se ha conseguido inducir una reprogramación celular en un animal vivo, logrando prolongar su vida. Eso es una auténtica revolución, algo que hasta ahora se consideraba el sueño de los alquimistas”, señala Goya a este medio en una pausa del congreso. “Va a haber una ola creciente de experimentos tratando de refinar estas estrategias terapéuticas para que los cambios logrados sean permanentes y puedan aplicarse en humanos. No es cuestión de saber si se puede, la pregunta es cuándo, aunque hay que decir que estamos empezando. No me atrevo a dar una fecha, pero la ciencia avanza a una velocidad vertiginosa. Yo nunca pensé que vería el rejuvenecimiento por vía científica hecho realidad y ahí lo tienes”.

Juan Carlos Izpisúa, precisamente el líder del grupo del Instituto Salk en La Jolla (California) que consiguió revertir el envejecimiento y prolongar la vida de ratones mediante reprogramación celular, no ve, en cambio, el vaso tan lleno como estos ponentes.

“A pesar de llevar muchos años investigando, nuestro desarrollo es realmente primitivo”, señaló durante su intervención, en la que habló de las estrategias que su laboratorio está siguiendo para demostrar que el camino del envejecimiento no es unidireccional, sino que tiene retorno.

Uno de los abordajes más ambiciosos tiene que ver con conseguir fabricar células, tejidos u órganos que puedan utilizarse como sustitutos cuando los nativos del organismo dejen de funcionar correctamente. En lugar de in vitro, el equipo de Izpisúa ha conseguido crear quimeras (organismos que contienen células de diferentes especies). En un primer paso, lograron introducir con éxito células de rata en embriones de ratón y, posteriormente, también consiguieron integrar células humanas en embriones de cerdo, si bien este último abordaje aún arroja resultados muy preliminares y básicos y necesita superar distintos e importantes retos, reconoció el investigador.

Por otro lado, Izpisúa también comentó las enormes posibilidades que ofrece poder efectuar cambios sobre el genoma y el epigenoma (el conjunto de marcas químicas que regulan la expresión de los genes) para actuar frente a la enfermedad y conseguir prolongar la vida. Recientemente, su equipo ha publicado un método que permite editar una de las marcas epigenéticas más frecuentes, la metilación, cuya acción reguladora, capaz de apagar o encender un determinado gen, se asocia con la aparición de algunas enfermedades, como el cáncer.

“Seguir investigando es la clave”, comentó el científico, quien animó a los presentes a “volcarse en el laboratorio porque el futuro es muy prometedor”.

También abogó por continuar con la investigación Javier Cabo, presidente del encuentro, especialista en cirugía cardiaca y responsable del área de salud de la Universidad a Distancia de Madrid, que no quiso hablar del futuro, sino de “lo que dice la evidencia científica a día de hoy” con respecto a la criopreservación. Cabo recordó que la vitrificación de óvulos y embriones cuenta con todos los avales científicos, así como la criopreservación de homoinjertos cardiacos, como las válvulas, que se emplean en la cirugía del corazón (él mismo tiene una amplia experiencia con esta técnica). En cambio, continuó, “la criopreservación de cuerpos enteros o cerebros aislados no cuenta con ninguna evidencia científica que respalde su viabilidad, no reúnen ningún criterio científico demostrado”, señaló durante su ponencia, muy criticada por Aubrey de Grey en una réplica.

Cabo añadió que después de la muerte biológica -que diferenció del concepto de muerte legal-, usar la tecnología criogénica actual para preservar un cuerpo “es un rito funerario más” porque, aseguró, no cree en la resurrección de un organismo cuyas células no están vivas.

Para finalizar su exposición, este especialista recurrió a una secuencia de La Guerra de las Galaxias, en la que Han Solo es sometido a un proceso de criogenización y animó a los participantes a crear sinergias, líneas estratégicas de cooperación y trabajo para que, algún día, la ciencia ficción pueda convertirse en realidad.

(Tomado de El Mundo)

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