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El doctor Tomás Pérez Rodríguez labora en el centro desde hace 43 años, y constituye uno de sus baluartes en el tratamiento de la fibrosis quística.

Por Ricardo R. González

Foto; Ramón Barreras Valdés

Una de las contribuciones del hospital pediátrico universitario José Luis Miranda a la Salud villaclareña es su aporte a la disminución de la tasa de mortalidad infantil que, hasta la tarde del jueves, mantenía 2,5 por cada mil nacidos vivos como uno de los más bajos registros.

Ello figura entre los lauros de la institución que arriba a su aniversario 56 con una unidad de cuidados intensivos (UCI) cuyos ingresos sobrepasan el 95 % de supervivencia, a pesar de las complejidades latientes.

Por su historial la dependencia está reconocida como uno de los mejores servicios de su tipo en el país desde su apertura en la década de los 80.

En sus 10 camas recibe de 30 a 40 casos mensuales con diferentes estadios de sepsis (infecciones), tumoraciones cerebrales e infantes aquejados de afecciones oncohematológicas, entre otras causas incompatibles para la vida.    

También sobresale la actividad operatoria que al cierre de mayo sobrepasaba las 2 100 cirugías de mayor o menor complejidad, con destaque especial a los procesos quirúrgicos postnatales cuyo equipo ha logrado devolverle la vitalidad a la totalidad de los pacientes durante más de tres años consecutivos. 

De acuerdo con las declaraciones del doctor Yandry Alfonso Chang, director en funciones, la entidad despunta en el complejo mundo de las afecciones hematológicas cuyo incremento se hace marcado desde edades tempranas, mientras el servicio de enfermedades respiratorias evidencia también la profesionalidad de su colectivo ante el alza de estos padecimientos.

Varias de sus áreas están validadas como centros de referencia de la región central. Figuran entre ellas las del tratamiento de la fibrosis quística, la neurocirugía, oncohematología, cirugía pediátrica y neonatal, nefrología, y hemodiálisis.

Desde 2010 el Pediátrico villaclareño dispone de acreditaciones para la praxis de trasplantes renales en menores, y ya incorpora uno con donante vivo.

El aporte profesional y la dedicación personal de todo su colectivo, sin distingo de oficios, constituye el soporte fundamental que sustenta la historia de la institución en sus más de cinco décadas.