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A mi Entender

Cuba, los Beatles y el contexto histórico

Estatua de John Lennon en un parque de La Habana. Foto: Cubadebate

Estatua de John Lennon en un parque de La Habana. Foto: Cubadebate

“Injértese en nuestras Repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras Repúblicas.” José Martí, Nuestra América 

Tom Miller ha publicado recientemente en el Washington Post un artículo de opinión titulado “A medida que Fidel se desvanece de la escena.” [1] No es la intención de este comentario abordar los diferentes temas que el autor plantea. Sin embargo, en un momento dado el autor se refiere a un cubano no identificado que “solía escuchar a The Beatles en un reproductor de casetes entre los arbustos del Almendares.” ¿Estuvieron The Beatles prohibidos? ¿Era mojigatería? ¿Era una expresión de su contexto histórico y cultural? Sin embargo, los cubanos aprendieron las canciones de otros extranjeros como Daniel Vigglieti [Uruguay], Mercedes Sosa [Argentina], Violeta Parra [Chile] y muchos grupos latinoamericanos y africanos.

Para ser justos, el artículo de Tom Miller menciona a The Beatles sólo de pasada, pero las impresiones superficiales pueden ser de larga duración. Por otra parte, es cierto que las autoridades cubanas en algún momento impidieron la difusión de The Beatles. Una situación similar padeció el movimiento, muy cubano, de la “canción protesta” iniciado por Silvio Rodríguez, más o menos al mismo tiempo. [2]

Obviamente, no puedo escribir una historia paralela de The Beatles y Cuba. Pero por lo menos algunos aspectos deben ser tomados en consideración. La intención no es racionalizar ni justificar una política prohibitiva, sino tratar de poner las cosas en un cierto marco histórico con el fin de entender lo que ocurrió. Entonces se podría hablar de estos asuntos de una manera más rigurosa.

Mientras EE.UU. experimentó una “invasión británica” con la música de The Beatles, Cuba había experimentado una invasión militar real. Mientras las adolescentes estadounidenses experimentaron orgasmos metafóricos observando a Ringo, los adolescentes cubanos estaban participando en la campaña de alfabetización [1961] o preparándose para una posible invasión como consecuencia de la Crisis de Octubre [1962]. En agosto de 1963, mientras Swan Records lanzaba “She Loves You”, se preparaba la Operación Mangosta y AM/Lash organizaban el asesinato de Fidel Castro y una ola de sabotajes.

En 1963 la American Bandstand de Dick Clark hizo comentarios sarcásticos sobre el pelo largo de The Beatles, mientras los guerrilleros latinoamericanos, de pelo largo y sin afeitar, establecían campamentos en Colombia, Venezuela, Perú, Guatemala y México. Los cubanos, por supuesto, estaban involucrados. Fueron momentos de confrontación.

En la campaña presidencial de 1964 en Estados Unidos apareció el senador republicano Barry Goldwater que se comprometió a liberar la Isla a la fuerza. Mientras los adolescentes estadounidenses estaban cantando y bailando “I want to hold your hand”; la CIA trató de cortar la garganta de Fidel Castro.

De 1964 a 1966 los cubanos estaban aprendiendo sobre las luchas de liberación nacional en África, la revolución en Argelia, y la guerrilla de Turcios Lima en Guatemala o la de los campesinos peruanos en armas. Un millón de comunistas indonesios fueron masacrados en 1964 y provocó la indignación de los líderes políticos en La Habana y en la izquierda impaciente, mientras el régimen revolucionario cubano enfrentaba la creciente burocracia interna.

La escalada de la guerra en Vietnam (1965), la brecha entre la Unión Soviética y la República Popular de China (1963-1966) no dejó mucho espacio para la apreciación de la música que venía de Liverpool. Por otra parte, los adolescentes estadounidenses se estaban convirtiendo en un mercado masivo para “I Saw Her Standing There”, pero las personas en La Habana discutían cómo sacar al país del subdesarrollo. Entonces tenían también el problema de derrotar a 600 grupos guerrilleros armados por la Agencia Central de Inteligencia, que operaban en las montañas del Escambray. En Nueva York los DJs (disc jockeys) clamaban “Golden Hits”, pero en la República Dominicana los marines estadounidenses desembarcaban y golpeaban las ciudades con su abrumador poder de fuego. Y la fuerza aérea de Estados Unidos acababa de comenzar a bombardear Vietnam del Norte.

Los cubanos estaban desconcertados cuando la Reina de Inglaterra nombró a The Beatles “Miembros de la Orden del Imperio Británico” alrededor de junio de 1965; para entonces el Che había comenzado los esfuerzos para despertar revoluciones continentales en África y América Latina, que comenzaban a enfrentarse a una ola de golpes de estado militares.

En esos días, sin embargo, los estadounidenses no habrían podido dar una conferencia a los cubanos sobre cuestiones de apreciación musical. Cuando The Beatles finalmente comenzaron a abordar la necesidad de dar “una oportunidad a la paz” [del proyecto Plastic Ono Band] e incluso criticaron la política estadounidense en el sudeste de Asia, en Estados Unidos se desató una crítica contra ellos. Cuando Lennon hizo la observación – de pasada – de que eran más populares que Jesús, los fanáticos religiosos del sur norteamericano reaccionaron ferozmente. Las estaciones de radio clasificaron a The Beatles como anti-estadounidenses y sobrevino un boicot de su música. The Beatles tenían que elegir entre las ventas o las convicciones políticas. Terminaron disculpándose por sus puntos de vista sobre la política y la religión ante la derecha estadounidense. Los cubanos conocieron todo el desconcertante asunto.

Por supuesto, para 1966, The Beatles se habían opuesto al intervencionismo de Estados Unidos. The Beatles no eran un fenómeno con un impacto muy popular en Cuba, en esos días. Sin embargo, Silvio Rodríguez a finales de 1960 tenía un programa de televisión llamado ‘Mientras Tanto’ donde defendió la música y las canciones de The Beatles. Silvio fue criticado y perdió su espacio en la televisión. [3]

El trascendentalismo de The Beatles y su misticismo oriental (alrededor de 1968) alienó tanto a los radicales norteamericanos como a los revolucionarios cubanos. Sin embargo, los músicos cubanos quedaron impresionados por la libertad de composición del grupo británico. Pero en aquellos días los cubanos tenían preocupaciones más graves que imaginar un submarino amarillo cuando tenían uno real a 12 millas de distancia, y la única “Lucy en el cielo con diamantes” que conocían eran los U-2 y los Blackbirds (cuervos), que entraban a su espacio aéreo para espiar los comandos aéreos cubanos y sus estructuras de defensa.

Concedamos que las contribuciones musicales de los Beatles, entonces, deberían haber sido juzgados por el público cubano, sin ninguna prueba de fuego adjunta en el ámbito político. Por otra parte, hubo una falta de sofisticación en la elaboración de la política cultural y una identificación cómoda de la cultura pop británica y norteamericana con el diversionismo ideológico. Las deficiencias políticas e ideológicas fueron exacerbadas por una mentalidad de fortaleza sitiada. Sin embargo, el nacionalismo cultural y político también da forma a la historia de los países. Las revueltas estudiantiles en 1968 en México y París no se identificaron con la música de esos tiempos, sino con la muerte del Che.

En juego, durante esos años, también estuvo el esfuerzo concertado para construir una ética revolucionaria de trabajo y sacrificio. Los líderes políticos, económicos y culturales cubanos asumieron que para superar el subdesarrollo era imprescindible fomentar una ideología que sería el equivalente revolucionario de la ética protestante. Trabajar duro, consumir poco, diferir la gratificación, invertir en el desarrollo futuro. En la primera etapa se consideró el consumo de masas una amenaza externa. The Beatles fueron percibidos como la vanguardia del consumismo egoísta y no como los músicos revolucionarios que eran. O como Ned Sublette ha señalado en un comentario para este mismo artículo, “mientras los angloamericanos estaban fingiendo que los cantantes eran los revolucionarios, los verdaderos revolucionarios se enfrentaban a los retos de la supervivencia básica.” [4]

A pesar de las restricciones impuestas, The Beatles tuvieron un gran impacto en la música cubana que vino después de esta etapa. (Juan Formell, Silvio Rodríguez y otros lo han reconocido). [5] En la actualidad, la influencia de The Beatles se encuentra en todas partes en Cuba. La Habana tiene un parque que recuerda a John Lennon, también existe La Caverna de The Beatles en la ciudad de Holguín, donde los más veteranos van recordar al grupo, a escuchar su música y cantar. Abel Prieto, ex Ministro de Cultura, ha escrito una novela “El vuelo del gato” donde la presencia de los Beatles, los Rolling Stones, Bob Dylan, Janis Joplin y Simon y Garfunkel aparecen en numerosas páginas. Prieto, además, ha hecho un dibujo de John Lennon.

Lo que estaba prohibido, mas tarde fue promovido. [6] Videos de los conciertos de The Beatles se muestran actualmente en la Televisión Cubana en horarios de máxima audiencia. En junio de 2006, un grupo musical cubano realizó “Hey Jude” en Londres con el sonido de la percusión a ritmo de conga. Hay un extraordinario álbum en el que artistas cubanos cantan canciones de The Beatles, pero con ritmos cubanos. [7]

El 8 de diciembre del 2000, Fidel Castro inauguró una estatua de bronce de John Lennon, una imagen del músico sentado en un banco en un parque de La Habana, mientras se escuchaba de fondo “All You Need Is Love”, de Lennon.

De hecho, The Beatles han sido completamente apropiados y cubanizados incluso por los niños. En agosto pasado en el teatro Karl Marx, la compañía infantil La Colmenita realizó una versión de La Bella Durmiente con música de los Beatles. El mismo grupo se presentará en el 10 ° Festival de Teatro Infantil en Moscú. El festival ha sido organizado por UNICEF. Participarán niños de los cinco continentes. Los cubanitos actuarán en español, inglés y ruso en una obra titulada: “La Cenicienta … según los Beatles. “[8]

*Trabajo publicado en Marzo 29, 2008 en CounterPunch

NELSON P. Valdés es un profesor retirado de sociología en la Universidad de Nuevo México. Este ensayo apareció originalmente en Cuba-L Analysis [2008].

Notas

[1] 17/02/08 – Washington Post – As Fidel Fades From the Scene [por Tom Miller]

[2] Los Beatles no eran los únicos que no estaban permitidos en Cuba. Se podrían incluir otros grupos, como The Rolling Stones o músicos cubanos que salieron de la Isla.

[3] La prohibición de los Beatles se ha atribuido a Papito Serguera que encabezó el Instituto Cubano de Radio y Televisión. Sin embargo, había otras personas en posiciones de autoridad y poder que consideraban la música en idioma Inglés una forma de diversionismo ideológico. Ver: Ernesto Juan Castellanos, John Lennon en La Habana con un poco de ayuda de mis amigos. Ediciones Unión, 2005 [véase la sección Papito Serguera - "Los Beatles no estuvieron prohibidos en Cuba"]. Una parte del capítulo se puede encontrar en: http://puntocubano.wordpress.com/

[4] Correo electrónico de Ned Sublette a Nelson Valdés, 19 de Febrero, 2008 8:57

[5] Domingo Amuchastegui ha escrito una evaluación equilibrada de esos días. Ver: 26/08/07 – Cuba-L Analysis (Albuquerque) – Ni Quinquenio Gris Ni Decenio Negro

[6] 01/25/08 – Juventud Rebelde (Habana) – Los Van Van’s Juan Formell Still Has the Last Word; 03/12/05 – La Jiribilla – Conversando con Silvio Rodríguez [by Marta Valdés]

[7] See: “Here Comes … el Son: Songs of the Beatles with a Cuban Twist,” reviewed by Jacira Castro.

[8] 03/27/08 – Juventud Rebelde (Habana) – La Colmenita to Participate in World Festival of Children’s Theatre

Me gustaría agradecer los comentarios y sugerencias proporcionadas por Jacira Castro, Luis Cabeza, Robert Sandels, John Kirk, Domingo Amuchastegui y Ned Sublette. Por supuesto, los errores son de mi autoría.

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