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A mi Entender

Hablemos de béisbol, no de estructura

por  Joel García, especial para Cubasí

 

Frederich Cepeda (I), en el tercer juego de pelota entre los equipos de Sancti Spíritus y Pinar del Río, en el play off de la Serie de Oro, efectuado en el estadio José Antonio Huelga, el 29 de marzo de 2011 Frederich Cepeda (I), en el tercer juego de pelota entre los equipos de Sancti Spíritus y Pinar del Río, en el play off de la Serie de Oro, efectuado en el estadio José Antonio Huelga, el 29 de marzo de 2011

Estamos a solo unas horas de que oficialmente se dé a conocer el calendario y estructura para la 52 Serie Nacional de Béisbol, y cuál equipo de los 17 que jugaron el pasado año quedará fuera ahora en la discusión de la corona más codiciada en el deporte cubano.

Tras un recorrido por todas las provincias del país de la dirección nacional de béisbol para escuchar y recoger —por tercera ocasión en poco más de un año—, todas las propuestas posibles para un cambio de estructura en la serie nacional, pocos se atrevieron a defender el criterio de que es necesario hablar de béisbol, más allá del armazón con que se arme.

Sigue siendo cuestionable y casi infantil creer que a estas alturas —apenas dos meses del inicio— no se tiene una estructura estudiada y que esta recogida de opiniones de jugadores, técnicos, peñas deportivas, prensa, etcétera, será atendible, si acaso, para la 53 Serie Nacional. 

En más de una reunión —y en la de la capital fue con más fuerza— varias intervenciones llegaron con la pregunta de orden: ¿qué equipo se va? Y por más vueltas a las respuestas todos sabemos que existen pocas variantes: o se elimina Metropolitanos o se fusiona la Isla de la Juventud con Mayabeque, adelantándose a una posible nueva división política-administrativa que se rumora entre pineros y mayabequenses.

Sin embargo, insisto que no habrá nada mágico en la venidera temporada de béisbol siempre y cuando resolvamos lo epidérmico y no lo esencial, lo sustancioso del problema, que está en un mejor trabajo en la base, desde edades tempranas, en recuperar terrenos que hoy están dedicados a otros deportes, en estimular más a los activistas y sobre todo: jugar, jugar y jugar.

Las tres más grandes potencias del béisbol en el mundo hoy: Estados Unidos, Japón y Sudcorea han articulado su vida interna y mantenido su espacio internacional bajo una premisa que nosotros hemos olvidado en los últimos años por razones objetivas y subjetivas, más las segundas que las primeras.

Ninguna ha descuidado las categorías infantiles ni juveniles, con certámenes solo para novatos, campeonatos de segunda división o ligas juveniles, en todos los casos con más de 50 juegos cada año. ¿Eso es tan difícil de lograrlo, o mejor, de rescatarlo en Cuba?

El Tercer Clásico Mundial toca a las puertas en tan solo seis meses. Nunca es tarde si la dicha llega, diría el más optimista ante esta fiebre de opiniones, antesala de venidera temporada. Lo que está en juego hoy va más allá de si sale ese equipo 17; o de si habrá o no Selectiva después de los play off.

Lo que está en juego hoy es el futuro del béisbol cubano. Y eso es cosa seria para este pueblo.

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