Mogotes de Jumagua: escenario de biodiversidad
 
								
				
				Bárbara Fortes
Durante  más de cinco lustros el Área protegida Mogotes de Jumagua ha  representado un escenario vital para el desarrollo de la Educación  ambiental en Sagua la Grande. 
El interés fundamental siempre se  encamina en pos de descubrir los valores que atesora esta  zona para  darse cuenta en qué medida  hay que cuidarla, afirma el Doctor en  Ciencias Ismael Santos Abreu, uno de los más furibundos encargados de la  preservación de esta zona.
La  Educación ambiental, asevera, debe  considerarse  como una responsabilidad ciudadana, que reclama la  participación de todos  en relación con la conservación  de la  biodiversidad cubana, villaclareña y sagüera. Sus valores y estado de  conservación representan un escenario imprescindible para educar a las  generaciones de hoy y del futuro. 
 
Varias acciones específicas  se han realizado de conjunto con la Dirección municipal de Educación en  Sagua la Grande. Sobresale la realización de un proyecto medio  ambiental, junto a los matutinos en la escuela rural asociada a la  UNESCO Hermanos Matéu, un colectivo que realiza un meritorio trabajo  de  preservación que propicia la elaboración de un material audiovisual por  parte del cine club infantil Denis Ramos Évora del municipio, muy  importante para  el  trabajo comunitario y la contribución a  la  preservación de especies en peligro de extinción como el Periquito  Catey.
En esta reserva ecológica existe un 10 % de endemismo.  Allí tienen su hábitat 2 endémicos locales, la Palma de Jumagua,  (Hemithrinax ekmaniana), que habita en la ladera norte  de los mogotes 6  y 7 y el Roble enano ((Tabebuia saxicola), que crece de 2 a 3 metros de  altura.
Más  de 420 especies de plantas y 48 endémicas de Cuba encontrará el  visitante en los Mogotes de Jumagua. Su fauna incluye un centenar de  aves permanentes y migratorias con poblaciones  decrecidas  por la mano  del hombre. Entre las endémicas están el catey (Aratinga euops, tocororo  (Priotelus temnururus), cartacuba (Todos multicolor) y el carpintero  verde (Xiphidiopicus percussus).
En los Mogotes hay  una notable  presencia de anfibios y reptiles, como el majá de Santa María (Epicrates  angulifer), invertebrados (con 32 especies de moluscos terrestres y  tres endémicos) y mamíferos, que incluye 13 variedades de murciélagos,  entre estas el de cuevas calientes (Phyllonycteris poey) y la jutía  conga  con población reducida. 
Unos 20 proyectos persiguen  evaluar el impacto ambiental con estudios de peligro y vulnerabilidad,  los que benefician la flora y fauna en el Área Protegida. Entre los propósitos de los estudios  sobresalen  la nidificación de las aves, el control de plagas y   monitorear a especies  como  la jutía conga (Capromis pylorides) y el  Perico Catey.
El segundo complejo de Mogotes de mayor importancia  en el país sufre el impacto negativo de obras hidrotecnias y la  introducción de búfalos desde hace más de una década en el humedal  original. Por estos motivos la fauna ha replegado su hábitat hacia áreas  secas, explica Santos Abreu. Estos impactos negativos ocasionan daños  irreversibles al gran laboratorio ecológico situado a unos 60 metros  sobre el nivel del mar.
Las 8 elevaciones son un hermoso paraje  de la geografía  en el norte villaclareño pues ofrecen un contraste con  el llano y constituyen  un verdadero tesoro natural que enorgullece a  los sagüeros.
 
       
		
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