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Murió Tony Curtis, una leyenda de Hollywood con una vida de película

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Cubadebate

 

Cuando un papel secundario ni se menciona en la sinopsis, pero el actor recibe después miles de cartas de fans dirigidas al “atractivo desconocido”, tiene que ser un tipo con mucho talento, o mucho sex appeal. En el caso de Tony Curtis se daban ambas características.

Durante décadas, Curtis fue uno de los actores -y hombres- más disputados de Hollywood, y se convirtió en toda una leyenda. Cuatro meses después de haber cumplido 85 años, murió en la tarde de ayer en Henderson, en Nevada, debido a un paro cardiaco.

“De donde vengo, el aspecto fue mi pasaporte para huir del cubo de basura”, dijo una vez Curtis. Ese cubo de basura era el Bronx, uno de los barrios neoyorkinos con peor fama. Su padre, el judío Mono Schwartz, era un conocido actor en Hungría, pero al emigrar a Estados fracasó debido al idioma. Y sacó adelante a su familia trabajando como sastre.

Su hijo Bernard Schwarzt se crió en un entorno humilde. A los 11 años ya era miembro de una banda callejera, según cuenta en su libro I Like It Hot. Desde pequeño temía los castigos de su madre, a la que tiempo después se le diagnosticó esquizofrenia. Su hermano pequeño, Julie, fue atropellado por un camión cuando Bernard supuestamente debía estar cuidando de él. Bobby, su otro hermano, era discapacitado.

Las experiencias de juventud hicieron de Schwartz, que pronto pasaría a llamarse Tony Curtis, un “actor natural”. En City Across the River (1949), aquel chico del Bronx se interpretaba a sí mismo, y esa interpretación le valió cada vez más y mayores papeles en todo tipo de películas de aventura y de época. En De Defiant Ones, con Sidney Poitier, convenció una década después como actor dramático, y junto a Burt Lancaster y Gina Lollobrigida brilló en Trapecio.

Hace medio siglo, pasó a la historia de los grandes del celuloide con la comedia de Billy Wilder Some Like It Hot, conocida como Una Eva y dos Adanes en Latinoamérica. En el filme, una explosiva Marilyn Monroe deja ver mucha piel sobre su asombrada cara. Décadas después, Curtis confesó que durante el rodaje tuvieron un affaire. Y que fue el padre del niño que Monroe perdió, según contó en sus memorias American Prince.

Tras Some Like It Hot siguieron numerosas comedias. En La carrera del siglo interpretó al héroe de negro Leslie Gallant, a cuyos pies se rendían las mujeres. Y entre medias, sorprendió con el thriller El estrangulador de Boston (1968), donde aparece frío y amenazador y sólo deja intuir sus famosos encantos.

En lo privado, Curtis hace tiempo que no era tan alegre como parecía en pantalla, según su hija, la también actriz Jamie Lee Curtis. “Algo lo torturó durante toda su vida. Y buscó consuelo en las mujeres, las drogas y el alcohol”.

Curtis se castigaba a sí mismo por ejemplo por su papel de padre. “He fallado como padre. Ahora tengo que decirlo”. Le marcó especialmente la muerte de su hijo Nicolas, que en 1994 perdió la vida a causa de la heroína a los 23 años. No pasaba una noche en la que no pensara en Nicolas. “A menudo se me aparecía en sueños”, contó.

En lugar de ante la cámara, el actor que participó en más de 100 películas pasó los últimos años -con unos kilos de más y en silla de ruedas- ante un caballete. La pintura se convirtió en su segunda profesión, sus obras se presentan en galerías de arte y se venden por miles de dólares. Y además confeccionaba “Time Boxes”, unas cajas hechas como un collage de viejas cartas, fotografías, llaves, dados y relojes tras un cristal.

Lo que sí se mantuvo fue su pasión por las mujeres. Tenía 73 años cuando contrajo matrimonio por quinta vez con Jill, de entonces 31, en noviembre de 1998. “No nos molesta la diferencia de edad”, escribió Curtis en su autobiografía. “Nos reímos mucho. Mi cuerpo aún funciona, y todo va bien”.

Entre sus anteriores esposas figura Janet Leigh, la mujer de la ducha en Psicosis. De aquella relación nacieron dos hijas, que también tomaron el camino del celuloide. Pero mientras que Kelly Curtis no ha pasado de papeles secundarios, Jamie Lee Curtis (Halloween, Un pez llamado Wanda) es toda una estrella de Hollywood.

ndo un papel secundario ni se menciona en la sinopsis, pero el actor recibe después miles de cartas de fans dirigidas al “atractivo desconocido”, tiene que ser un tipo con mucho talento, o mucho sex appeal. En el caso de Tony Curtis se daban ambas características.

Durante décadas, Curtis fue uno de los actores -y hombres- más disputados de Hollywood, y se convirtió en toda una leyenda. Cuatro meses después de haber cumplido 85 años, murió en la tarde de ayer en Henderson, en Nevada, debido a un paro cardiaco.

“De donde vengo, el aspecto fue mi pasaporte para huir del cubo de basura”, dijo una vez Curtis. Ese cubo de basura era el Bronx, uno de los barrios neoyorkinos con peor fama. Su padre, el judío Mono Schwartz, era un conocido actor en Hungría, pero al emigrar a Estados fracasó debido al idioma. Y sacó adelante a su familia trabajando como sastre.

Su hijo Bernard Schwarzt se crió en un entorno humilde. A los 11 años ya era miembro de una banda callejera, según cuenta en su libro I Like It Hot. Desde pequeño temía los castigos de su madre, a la que tiempo después se le diagnosticó esquizofrenia. Su hermano pequeño, Julie, fue atropellado por un camión cuando Bernard supuestamente debía estar cuidando de él. Bobby, su otro hermano, era discapacitado.

Las experiencias de juventud hicieron de Schwartz, que pronto pasaría a llamarse Tony Curtis, un “actor natural”. En City Across the River (1949), aquel chico del Bronx se interpretaba a sí mismo, y esa interpretación le valió cada vez más y mayores papeles en todo tipo de películas de aventura y de época. En De Defiant Ones, con Sidney Poitier, convenció una década después como actor dramático, y junto a Burt Lancaster y Gina Lollobrigida brilló en Trapecio.

Hace medio siglo, pasó a la historia de los grandes del celuloide con la comedia de Billy Wilder Some Like It Hot, conocida como Una Eva y dos Adanes en Latinoamérica. En el filme, una explosiva Marilyn Monroe deja ver mucha piel sobre su asombrada cara. Décadas después, Curtis confesó que durante el rodaje tuvieron un affaire. Y que fue el padre del niño que Monroe perdió, según contó en sus memorias American Prince.

Tras Some Like It Hot siguieron numerosas comedias. En La carrera del siglo interpretó al héroe de negro Leslie Gallant, a cuyos pies se rendían las mujeres. Y entre medias, sorprendió con el thriller El estrangulador de Boston (1968), donde aparece frío y amenazador y sólo deja intuir sus famosos encantos.

En lo privado, Curtis hace tiempo que no era tan alegre como parecía en pantalla, según su hija, la también actriz Jamie Lee Curtis. “Algo lo torturó durante toda su vida. Y buscó consuelo en las mujeres, las drogas y el alcohol”.

Curtis se castigaba a sí mismo por ejemplo por su papel de padre. “He fallado como padre. Ahora tengo que decirlo”. Le marcó especialmente la muerte de su hijo Nicolas, que en 1994 perdió la vida a causa de la heroína a los 23 años. No pasaba una noche en la que no pensara en Nicolas. “A menudo se me aparecía en sueños”, contó.

En lugar de ante la cámara, el actor que participó en más de 100 películas pasó los últimos años -con unos kilos de más y en silla de ruedas- ante un caballete. La pintura se convirtió en su segunda profesión, sus obras se presentan en galerías de arte y se venden por miles de dólares. Y además confeccionaba “Time Boxes”, unas cajas hechas como un collage de viejas cartas, fotografías, llaves, dados y relojes tras un cristal.

Lo que sí se mantuvo fue su pasión por las mujeres. Tenía 73 años cuando contrajo matrimonio por quinta vez con Jill, de entonces 31, en noviembre de 1998. “No nos molesta la diferencia de edad”, escribió Curtis en su autobiografía. “Nos reímos mucho. Mi cuerpo aún funciona, y todo va bien”.

Entre sus anteriores esposas figura Janet Leigh, la mujer de la ducha en Psicosis. De aquella relación nacieron dos hijas, que también tomaron el camino del celuloide. Pero mientras que Kelly Curtis no ha pasado de papeles secundarios, Jamie Lee Curtis (Halloween, Un pez llamado Wanda) es toda una estrella de Hollywood.

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